La mayoría de los padres nos impacientamos cuando un hijo no sigue instrucciones o no acata las normas de la familia. El reto no es lograr que obedezcan, pasando por encima de ellos, sino lograr que comprendan la importancia de los límites y de nuestro rol como papás.
Te contamos tres cosas que enseñas, más allá de cada norma que impones en tu familia, para que logres mantener claros los límites sin necesidad de irrespetar a los niños.
Enseñar a resolver
Piensa que la manera como tú resuelves cada conflicto familiar, es la manera como tus hijos creerán que se deben resolver las situaciones retadoras del futuro. Si pierdes el control al momento de establecer normas, y gritas o amenazas como solución a la resistencia a la norma, no te extrañes cuando tu hijo amenace a sus amigos a la hora de jugar.
El límite no cambia
Como adulto, tu misión es fijar límites que le enseñen a tu hijo a convivir en sociedad. No es necesario flexibilizar los límites cuando tu hijo se resiste a cumplirlos, pero tampoco es necesario humillarlo a cambio de que los cumpla. Decir no es constructivo, pero gritar cada que dices no, puede dejar huellas irreparables en la autoestima de tu hijo.